El portavoz de la Conferencia Episcopal, Juan Antonio Martínez Camino, fue ayer muy pedagógico cuando los periodistas le preguntaron por el nuevo libro del Papa en el que el Pontífice recuerda que los Evangelios no mencionan que hubiera ningún animal en el pesebre.
«Mensaje para la Navidad», anunció el obispo, «¡poned el belén con la mula y el buey y sabed lo que significa! El Papa dice que hay que seguir con esa preciosa iconografía».
«Hace dos mil años que cualquiera que haya leído los Evangelios ve que allí no aparecen la mula y el buey. El Papa explica en su libro que aparecen luego, en el arte, por el capítulo primero de Isaías: “el buey conoce a su amo, y el asno, al dueño del pesebre, pero Israel no conoce a su Creador”. San Justino, en el siglo II, interpreta que con Jesús ya Israel conoce al Creador, y pone como símbolo a estos animales en el pesebre.
La profesora de Historia del Arte de la Universidad CEU San Pablo, Sirga de la Pisa, recuerda que "Los Evangelios son breves al narrar la realidad histórica del nacimiento de Jesús, por lo que la tradición añade información que complementa desde un punto de vista humano el momento del nacimiento del Niño en Belén".
Así, señala que " el buey y la mula están mencionados en el Evangelio Apócrifo del Pseudomateo texto no considerado canónico por la Iglesia, escrito en el siglo VII por un autor desconocido".
Recuerda que los textos apócrifos "no pretenden ser históricos sino que atienden la curiosidad popular que quería conocer la vida cotidiana de la Sagrada Familia en todos sus detalles. Son por lo tanto una fuente fundamental para el arte cristiano y de hecho determinan la imagen que todos tenemos en nuestra mente del Nacimiento de Jesús de Nazaret". Además el buey y la mula según una "interpretación sencilla y humana" darían calor al pobre lugar donde tuvo lugar el alumbramiento de María. "En algunas pinturas incluso se puede ver el vaho de la respiración de los animales colocados cerca del Niño".
Además del caso del buey y la mula, la profesora de Historia del Arte de la Universidad CEU San Pablo recuerda que el número de los magos de Oriente presenta la misma situación en cuanto a su origen. "Los Evangelios no mencionan cuántos eran por lo que en la iconografía aporta diferentes versiones hasta que se asocia con el número de regalos que si están mencionados en la Biblia. El oro, incienso y mirra determinan finalmente cuantos magos visitaron al Niño en Belén y aluden respectivamente a la realeza de Cristo, a su divinidad y a su muerte en la Cruz, ya que la mirra se usaba para embalsamar. Son ejemplos de la función del arte cristiano que nos muestran a Jesús de Nazaret, el Hijo de Dios hecho hombre".
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