Juan nos grita. ¡Convertíos!
Este es el Domingo de Juan Bautista. El
Precursor irrumpe, siempre, en el Segundo Domingo de Adviento, como un
fortísimo heraldo pidiendo que allanemos nuestros caminos ante la
inminente llegada del Señor. Y ese allanar nuestros abruptos problemas
personales no es otra cosa que la conversión. La realidad es que no
podemos desaprovechar un Adviento más para mejorar y hacernos más
hermanos de todos.
La Inmaculada en mitad del Adviento
El calendario de este año nos trae dos días
seguidos de grandes conmemoraciones litúrgicas. Y si el domingo, día 7,
celebramos la llegada fuerte de Juan el Bautista en el panorama del
Adviento. Y el lunes, 8, la Solemnidad de la Inmaculada Concepción de
María que nos da el gozo de honrar a la Madre de Jesús, tan importante
para nosotros siempre, y muy especialmente, en el Adviento y en la
Navidad.
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