La belleza, el arte, la música clásica…nos puede llevar al encuentro y
al disfrute personal de Dios. Un santuario es una puerta abierta a la
fe. María Virgen es una mano que nos empuja hacia el Señor. La
grandiosidad de un templo es un aperitivo de la gloria que nos aguarda
en el cielo. ¡Disfruta de la huella que el hombre ha dejado a través del
arte y como fruto de su fe!.
No hay comentarios:
Publicar un comentario